Una reflexión que me dejó perplejo
fue la que presenta el Maestro de que “la mente es un órgano de
visión”.
Hasta ahora el único órgano de
visión ha sido para mi el ojo.
Pero El, nos insta a que ascendamos a
nuestra conciencia supermental, considera que tal conciencia es el
verdadero Yo, y el yo mental es una idea que nos hemos hecho de
nosotros por apropiación indebida. El alma es el verdadero Yo.
Entonces para el yo superior o auténtico la mente es un órgano de
visión.
A través del ojo físico o
sensorial, la mente es quien ve.
Por el ojo de la mente, comprendemos
las imágenes que llegan a la retina, le damos sentido, valor, lo
incluimos en nuestro sistema de referencias, y encontramos lo que el
Maestro afirma que son las significaciones. Las significaciones es lo
que nos muestran las cosas que vemos en relación con nuestro
montante psíquico: unas cosas las deseamos y otras las tememos; nos
atraen o nos repelen, nos interesan o no.
Pero más allá de la significación
está el significado: independiente del valor que le proyectemos,
las cosas tienen un valor en si, que se aprecia en que cumplen un
propósito en su existencia. Entonces las cosas, la vida con que
contactamos, se convierte en un libro abierto.
Un perro, por ejemplo, puede estar
viendo lo mismo que nosotros, pero seguro que no le dará el mismo
valor, porque su psiquismo es menor y más elemental. Las
significaciones son distintas para él que para nosotros. Y aun cada
persona puede darle a cada cosa una significación diferente de la de
otros.
El significado lo da la vida, y lo
encontramos cuando respetamos la existencia de los demás seres.
La significación es personal, el
significado es anímico, viene de arriba y se capta que todo lo que
existe tiene una razón de ser que hay que conocer y respetar.
La significación está en relación y
activa la tensión emocional y mental, el significado respeta los
procesos oculares que rige la fóvea. Entonces la visión será
siempre perfecta.